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Creadora de una obra siempre en transición, la artista Chelsea Culprit guía su práctica por una interrogante general: ¿es posible para un cuerpo femenino representar otro de igual condición sin mirar a la tradición de la historia del arte occidental, la cultura popular y/o la pornografía?
Los ensayos de respuesta a esta cuestión se dan en múltiples soportes como pinturas, dibujos al pastel, esculturas de neón, instalaciones, etc., en los que se intrincan cuestionamientos sobre la performatividad de la identidad femenina, el juego y la exploración de y con el cuerpo, así como el borramiento de los límites del mismo.
Para Culprit, toda imagen es una máquina de identidad. Las obras recientes de la artista siguen esta idea; sin embargo, resaltan del conjunto de las piezas desarrolladas previamente. Trabajando con recortes de revistas pornográficas, enrolándose ella misma en un grupo de mujeres stripers para después transformar sus experiencias en esculturas, las obras de Culprit hacen referencia a historias y a cuerpos específicos. Sus nuevas pinturas, dibujos y bocetos, por el contrario, se distancian de la intimidad de la narración individual para, a modo de ensoñaciones, ilusiones o pesadillas, encontrar formas que puedan transformarse en símbolos más o menos generales de lo femenino, “casi al modo del logo de una corporación”, explica la artista.
El trabajo de Culprit también se relaciona con la tradición surrealista. Partiendo de los diarios de sus propios sueños, la artista explora motivos y conceptos sobre lo que implica ser mujer, personal y culturalmente, con el único objetivo de crear obras que concentren más de lo que es posible decir, lanzando siempre el mismo cuestionamiento: ¿puede un cuerpo representarse a sí mismo la mirada de otros?
Chelsea Culprit vive y trabaja en la Ciudad de México.